Lo estético del decir metafórico como acción política que determina el territorio, en el conflicto armado en Colombia


Lo estético del decir metafórico como acción política que determina el territorio, en el conflicto armado en Colombia

The aesthetic of metaphoric saying as political action that determines the territory, in the armed conflict in Colombia


Pedro Felipe Díaz Arenas 1
Carolina Montoya Mejía 2


Recibido: 15/11/2017 - Aceptado: 20/12/2017

Cómo citar este artículo: Díaz, P. y Montoya, D. (2017). Lo estético del decir metafórico como acción política que determina el territorio, en el conflicto armado en Colombia. e-ikon, vol. 4, (1), 1- 7.

Resumen

Este artículo busca reflexionar sobre la noción de territorio en el conflicto armado urbano, la política pública, y la argumentación como práctica mediática y decisiva en la construcción de realidad social producida por los imaginarios urbanos en Colombia. Se transita entonces por un referente periodístico con relación a dicho contexto. Retomando conceptos planteados por el semiólogo colombiano Armando Silva, el cual se ubica en los imaginarios urbanos como trayectos del lenguaje y la comunicación.

Palabras clave: comunicación, ciudad, lenguaje, semiología, estética, territorio.

Abstract

This article wants to create a reflection about the notion of territory in the urban army conflict and the argumentation as a mass media practice and decisive in the construction of social reality produced by the urban imaginaries from Colombia.

Keywords: Communication, city, language, semiology, aesthetics, territory.

Introducción

"Al principio, los sueños eran caóticos; poco después, fueron de naturaleza dialéctica. El forastero se soñaba en el centro de un anfiteatro circular que era de algún modo el templo incendiado: nubes de alumnos taciturnos fatigaban las gradas; las caras de los últimos pendían a muchos siglos de distancia y a una altura estelar, pero eran del todo precisas".
Jorge Luis Borges
Emprender un recorrido por las implicaciones de la palabra y sus repercusiones en los modos de habitar lo cotidiano del ciudadano actual en las ciudades en conflicto de hoy, el lenguaje posibilita un reconocimiento que reconfigura en escenarios múltiples y transversales un recorrido nuevo de frontera y territorio, un caso a estudiar es el problema de seguridad en Colombia, donde el estatismo no es permitido, y donde se juega con la imagen del significado de las palabras, ya que la imagen implica estar siempre de paso por lo mediático, esto ha determinado un nuevo trazado de territorio urbano; un micro territorio en las hacinadas urbes, y con ello se acuña la resignificación permanente de los acontecimientos, y de los modos de habitar lo cotidiano. En este sentido siguiendo a Silva: “En el interior de las ciudades coexisten distintos territorios, abrumados hoy por el entrecruce planetario de la comunicación de los mass media” (Silva, 2006, p. 79). Si se deja seducir por la figura (imagen) que proyecta los medios escritos en el cubrimiento periodístico, la palabra, del que deriva, impulsa a la apertura de horizontes de territorios predeterminados por la noticia, el cual no se cierra en estructuras fijas, no se centra en la exclusividad, sino que permite la metamorfosis virtual del contexto al cual se refiere la nota periodística, implicando con ello el des-apropiarse del territorio y constituirse como nómada; un desplazado interno entre ciudades, entre urbes. Por otro lado, Fernando Carrión al referirse al concepto de frontera plantea cinco problemas, y me referiré al problema numero dos que aplica para el contexto colombiano: “los medios de comunicación invisibilizan o estigmatizan la realidad de la frontera produciendo una agenda pública distorsionada” (Carrión, 2011)

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1 Docente investigador, Actualmente decano de la Facultad de Ciencias Humanas Y Bellas Artes. Comunicación social - Periodismo Universidad del Quindío- Colombia. Magíster en Comunicación Educativa. Doctor en Ciencias de la Educación, Área Pensamiento Educativo y Comunicación.
2 Comunicadora Social - Periodista. Universidad del Quindío. Cursa estudios de maestría en Gestión de la Tecnología Educativa de la Universidad de Santander.

Atender a estas transformaciones territoriales a nómada por la presencia de fuerzas armadas de distinta corriente política, implica también la reconfiguración de la palabra, de los modos de enunciar, de pronunciar, de denunciar, de irrumpir. Es como emerge una metáfora interpuesta por los medios de comunicación, citando el medio escrito; El Espectador: “En una operación militar sin precedentes fue abatido el jefe guerrillero de las FARC; Luis Édgar Devia Silva, alias Raúl Reyes, el 1° de marzo de 2008. El subversivo cayó a menos de dos kilómetros de la frontera con Colombia, dentro de territorio ecuatoriano. La acción militar desató una crisis diplomática”. Periódico El Espectador. Bogotá, 28/12/2008. En definitiva, se puede decir que el acercamiento escritural, tendrá como pretensión, el recorrido por la palabra e imagen que transita y muta en un territorio. El mapa móvil que se utilizará en este viaje se realiza por medio de una serie de intermitencias mediáticas.

Hacia los escenarios de las palabras clausuradas

Los acercamientos con la palabra han sido, desde nuestras primeras pronunciaciones, encaminadas, desde lo pedagógico instrumental, a que sean moderadas y silenciadas por la imagen que producen para recibir, sin refutación el desarrollo de la vida urbana. Además, de estos silenciamientos, determinan por medio de esquemas establecidos, los grupos armados se mantienen a un organigrama que riñe con el gubernamental, lo que es; y lo factible y no factible en lo determinado por las pronunciaciones, que sobre el territorio se realicen debe delimitar las estructuras organizadas. Jordi Borja afirma: “El proceso hacia la ciudadanía requerirá un doble proceso político-jurídico: por un lado, la legalización del habitante (papeles, ocupación) y, por otra legalización del territorio”: (Borja, 2003:110) Pero nuestras limitaciones no se quedan allí, también son irrumpidas por las categorías morales de lo que se puede y no se puede escribir. También se denominará a aquellos que escriban sobre su realidad, su contexto y su vitalidad; pero este fenómeno, es mucho más agudo los cuestionamientos y las posturas críticas frente a lo estipulado por los medios masivos de comunicación, se denominará que la información y el uso del discurso no son coherentes con respecto a la vida cotidiana, a demás de quien lo realice como “un juego de palabras”, el producir este tipo de esquizofrenia urbana y de seguridad pública reconoce un interés en la inmovilidad de la palabra que la lleva al enclaustramiento de la imagen como única verdad esto transformado en dato estadístico. En Colombia el territorio esta habitado por bandas al margen de la ley que delimitan con su presencia armada en 27 departamentos de 32 departamentos y nombres como: “los rastrojos, los comba, los urabeños, águilas negras, los paisas, oficina de Envigado, bloque centauros” periódico El Tiempo, Bogotá, 27/02/2011. Estos son algunos de los nombres que generan desplazamiento forzado, y que utiliza terribles métodos para captar territorio y dominio de influencia armada y de control. Es muy marcado el control en los departamentos, pero en las ciudades, y en la zona urbana se desarrolló el control microterritorial.

En definitiva, el uso de las palabras se encierra en significaciones para poder esquematizar y categorizar la realidad. Los modos escriturales, de pronunciación y de enunciación, han sido transgredidos por aquellos que no consideran la acción del habla, la palabra y sus significaciones como algo esquemático que puede ser determinado e inmóvil. El periodismo enuncia en su información propuestas que irrumpen y confrontan las palabras para promover y juguetear con otras posibilidades de enunciar y de pronunciar sobre una sociedad base que esta expuesta y en medio del conflicto armado.

La resignificación de la palabra como acción mediática

Si se comprende que la palabra va más allá de los escenarios estáticos y deterministas y si, además, refleja la cotidianidad, en nuestras transformaciones, se puede señalar que la palabra es acción, y si es acción es movimiento y si es lo anterior es cambio, mutación, en Colombia se alude al discurso de la palabra para infundir respeto y desplazamiento forzado. Hablar entonces de la palabra en este momento, en este sentido, en este contexto, es reflexionarla más allá de lo informativo, es decir; la palabra en la información puede ser contraproducente en la medida que remite acción sobre un territorio o contexto en el cual se desenvuelven como sujetos sociales.

La prensa escrita nacional comunica horizontalmente, y dista del encuentro de experiencias, y la reconfiguración de nuevas sensibilidades, sentidos y de posibles realidades. Esta acción moviliza el cambio como escenario dialógico desde la interacción, en el encuentro con el otro, y con la necesidad de reconfigurar territorialidades vitales de los ciudadanos. Para resignificar la palabra Zygmunt Bauman plantea con este ejemplo la noción de territorio: “El macho del pez espinoso construye un nido para que la hembra desove y almacene sus huevas, y protege el nido hasta que las crías emergen de la huevas. Una línea divisoria imaginaria separa el “territorio propio” alrededor del nido (es decir, el espacio que el macho defiende contra los intrusos, atacando a todo espinoso macho que ose penetrar el perímetro) del territorio ajeno” (Bauman, 2004, p. 95)

Esta lectura; que sobre periodismo aparece, es configurada por subjetividades-colectivas, lo mediático anuncia desde un confort periodístico, sin pretensión de colocar en evidencia los lugares que están en conflicto, existe una serie de recepción de aquellos lugares y zonas de Colombia que tiene un estigma, y están marcados por los nombres de bandas al margen de ley, nombres que los medios masivos han mitificado a través del tiempo, o mejor han generado todo un ritual, un solo ejemplo es la industria de la televisión, y sus historias que mitifican el mal como un protagonista, Colombia es un país narrado desde la ficción ritualizada como modelo generacional.

Se construye entonces en una cultura de la prolongación en su existencia por medio de una narrativa propia; dando reconocimiento a la subjetividad y la tecnología de las palabras eso permite una construcción del discurso desde los usos autónomos. Como una acción comunicativa o de información de esa palabra como polisemia, es decir, cuando realizo la acción del pronunciar estoy modificando al mismo tiempo múltiples significados según el receptor y el contexto, se está en un permanente devenir, donde se construye y deconstruye la realidad social como una acción de participación ciudadana.

Pronunciación como Giro lingüístico desde la imagen como territorio

La acción metafórica, el hacer simbólico, la transfiguración y reconfiguración de la realidad se da también desde la actividad misma del ciudadano, ya que la palabra aparece como acción, entonces se podría señalar que las acciones performativas y estéticas que aparecen en nuestras territorialidades cotidianas, son producto de la reflexión que realiza la palabra, para enunciar y pronunciar de tal modo que palabra e imagen se acompañen para emprender descotidianización en medio de lo estructurado. La aparición de lo imaginario, de lo simbólico, es producto de aquellas manifestaciones sensoriales y afectivas que los individuos configuran sobre su realidad, para provocar en ella aproximaciones, para denunciar lo que no se admite, para transgredir y subvertir esas normatividades que limitan el entorno urbano.

Las manifestaciones mediáticas que generan imagen y atraviesan caminos fuera de lo estipulado, hacen su presencia en espacios cotidianos, que, aunque son determinados y organizados por otros, no dejan de ser los escenarios perfectos para romper los dispositivos de poder y de control, que, en últimas, lo único que hacen son coartar encuentros confusos y difusos, metafóricos y oníricos. Siguiendo a Joly: “las palabras están, en los periódicos, en los libros, que demuestran hasta qué punto las imágenes pueden alimentar la imaginación” (Joly, 2003, p. 83) Es desdibujar la realidad para provocar en ella otras posibilidades de decir realidad, esos lugares y espacios en los cuales se hacen posible dichas acciones de ruptura, se encuentran en ese territorio geográfico que posee movilidades y lentitudes de distintos tipos, de distintos colores y olores. Aquel territorio, es la ciudad comprendida como escenario sobre el cual se hacen presente manifestaciones urbanas, ciudades donde el flujo de comunicación permite ese uso como referencia para entender unas posibles complejidades con sentido transversal de la palaba, en el rol de ciudadano como habitante de la ciudad y uso del lenguaje, artefacto provocador.

A través del territorio se hacen presentes todas las posibles lecturas a los símbolos que, de una u otra forma, son las que hacen evidentes las percepciones y visiones de mundo; dichos símbolos configuran el mundo urbano para comunicar, evidenciar y permear todas las estructuras sociales.

Cuando se refiere a lo que es la ciudad que se debe relatar cuestionamientos que inciten a su reconocimiento y a su encuentro, desde la posible palabra como una acción con relación al (otro) es comunicar. Siguiendo a Giandomenico “la ciudad nueva contemporánea deriva directamente de la ciudad-espectáculo barroca enseñando, sin embargo, una importante mutación genética” (Amendola, 2000, p. 158). Comprender que es en la ciudad donde el sujeto hace la aparición de sus deseos, de sus angustias, de sus proyecciones, de su forma propia de comunicación, claro; construida cotidianamente en metáforas y complejidades, también se debe admitir que es el ciudadano quien crea su territorialidad, su ciudad, y promueve escenarios de reflexión y confrontación por medio expresiones estéticamente apalabradas, y desdibujadas por imágenes que hacen de la ciudad un reflejo de las múltiples interpretaciones y concepciones de violencia urbana bajo un marco de prevención de militar, en Colombia la información y los datos de violencia marcan un punto diferencial para el resto de América del Sur. La ficción está presente en la realidad de la cotidianidad, esto segmenta significativamente la noción de territorio. Para ello se puede comparar las portadas que se referencia a continuación: portadas tomadas de la revista Semana, especializada y la primera en Colombia en política. En estas se puede observar la construcción y desmitificación del conflicto armado.

Esa configuración de visiones de realidades, lleva a cuestionar sobre el papel que cumple el concepto de lo cultural en las territorialidades marcada por los medios de comunicación, en este caso, la urbe, y cómo se hace parte de esas reconfiguraciones de nociones de lugar y de espacio para resignificar los posibles modos de percepción dentro del conflicto armado en Colombia. La acción del uso de la palabra y sus (usos) evidencia o se deja descubrir la polisemia, para que los usuarios las apropien desde su sentido transversal; y así, resignificar el lenguaje como reconocimiento a la subjetividad hecha discurso y acción; la metáfora como ese posible trasteo de conceptos para decir más, o para decir indirectamente lo evidente y entrar en una búsqueda de tecnologías de la palabra, la escritura hacia la reconfiguración de nuevos escenarios donde la movilidad de la palabra se permite emerger para los posibles enunciados.

Lo mediático como proyecto semiológico

Acogiendo la ruta planteada por Silva: “Entonces la comunicación objetiva debe atender al proceso descodificador de los signos – aparentes- en que se presentan los lenguajes para que mediante sus desenmascaramientos se puede entrar a la estructura profunda donde está el verdadero significado del fenómeno (Silva, 1978, p. 77), se diría que los estudios del lenguaje encausarían su atención luego de un primer momento lingüístico hacia las distintas prácticas sociales en concordancia operacional con la lengua, serían susceptibles de ser estudiadas.

La comunicación configura y centra un proceso de códigos que condicionan cierto territorio desde la noción de alerta en la movilidad de los ciudadanos, la dinámica del lenguaje en la semiótica, considera que la comunicación debe generar producción e intercambio de sentido, para Ford: “Es difícil hablar de los medios, de sus géneros, de sus formas de construcción de sentido, de su producción o recepción” (Ford, 2001, p. 127) quizá refiere a la forma como se elaboran los contenidos para su interacción social y adaptación cultural del fenómeno de la violencia urbana.

Lo anterior puede verse precisado a través del escenario donde se desarrollan las practicas sociales, en palabras de Finol: “El espacio es una estructura semiótica que cumple un papel fundamental en la organización de la cultura… se convierte en instrumento simbólico, capaz de articular los contenidos de la cultura misma en una sintaxis particular” (Finol, 2006, p. 95) para la escuela semiótica los lugares y objetos de la vida diaria son, por su propia naturaleza, ordinarios y sus significados sociales no son siempre evidentes, aquello que se considera como sentido o vida común - experiencia que se expone en relación con el otro, consigo mismo y con su entorno.

La configuración del territorio como escenario en el que se concretizan prácticas, develan huellas que un determinado lugar puede llegar a establecer en torno a las relaciones que dicho ambiente despierta en quienes lo vivencian y que logran extenderse allende a sus fronteras espaciales. La ciudad, en tanto texto, es un ejemplo claro de la lectura que se referencia, toda vez que como cual palimsesto que además de ofrecer la posibilidad de ser leida, despierta el ánimo para ser escrita, expresada y relatada a través del sentir de quienes la viven y la recorren , e allí el modo concreto del operar analógico que estableció el movimiento del estudio del lenguaje alrededor de la lengua y las prácticas sociales.

La incorporación de la semiótica a los estudios comunicacionales permitiría, a partir de la década de los setenta, una integración a las dinámicas sociales y nuevos modos de abordar diferentes esferas de la vida. La hegemonía del libro y del lenguaje escrito que imperaba en un primer momento para el estatuto comunicacional, se verá movilizada en esta etapa donde ocurre un descentramiento del lenguaje; lo que conllevará nuevas asunciones y formas de lectura, como el de la imagen. Tres son los momentos descritos respecto a la dinámica y al trasegar del lenguaje a lo largo del siglo XX, con las implicaciones que desde el campo social sitúan las consideraciones y adopciones de las perspectivas que de éste se desprendían a partir del enfoque científico que se pretendió constituir, las prácticas sociales dispuestas para interpretar y la función estética desplegada en la teatralidad humana; Silva de nuevo presenta la síntesis del trayecto al plantear que:
En las ciudades colombianas el miedo se extiende. Los ciudadanos ven y sienten peligro por todas partes. A los miedos tradicionales se agregan nuevos: el temor al atraco, el miedo a la bala perdida proveniente de luchas entre grupos contrarios, algunos sectores temen al secuestro mientras otros padecen la amenaza de ser desalojados, las mujeres agregan el miedo a la violación, y los niños el ser raptados. El miedo se extiende a otras esferas distintas de la desprotección física” (Silva, 2008, p. 87)
A parte del salto de lo técnico a lo estético, podría concluirse igualmente que el lenguaje transita en la apertura del siglo XXI a nuevas configuraciones en las cuales, de manera singular, la dupla tecno – estética adquiere grandes connotaciones en el territorio habitado y marcado por imaginarios sociales del temor dentro del conflicto armado en Colombia, los grupos armados se caracterizan por definir bajo políticas tácitas, qué margen de territorio habitar, y allí expandir el dominio de la zona sea urbana o rural.

Referencias bibliográficas

Amendola, G. (1997). La ciudad Posmoderna. Roma: Celeste ediciones.

Bauman, Z. (2004). La sociedad sitiada. Argentina: Fondo de cultura Económica

Borges, J. (1980). Ficciones. Colombia: Oveja Negra.

Borja, J. y Zaida, M. (2003). El espacio público: ciudad y ciudadanía. Barcelona: Electa.

Carrión, F. y Espín, J. (2011). Relaciones fronterizas: encuentros y conflictos. Ecuador: Flacso Ecuador.

Ford, A. (2001). Navegaciones Comunicación cultura y crisis. Argentina: Amorrortu editores.

Joly, M. (2002). La interpretación de la imagen. Barcelona: Paidos.

Silva, A. (2008). Los imaginarios nos habitan. Quito: OLACCHI.

Silva, A. (2006). Imaginarios urbanos. Colombia: Arango editores.

Silva, A. (1978). La comunicación visual. Colombia: Ediciones Suramérica.

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