El estudiante universitario contemporáneo, un cuerpo mediático hiperdigital
The contemporary university student, a hyper-digital media body
Paula Andrea Castro Vanegas
Cómo citar este artículo: Castro, P. (2016). El estudiante universitario contemporáneo, un cuerpo mediático hiperdigital. e-ikon (3), 6, 39- 42.
Resumen
Este escrito presenta una reflexión sobre la necesidad imperativa de que la educación y el maestro conozcan al estudiante universitario de hoy, un cuerpo mediático hiperdigital que a pesar de su constante conexión en red y su presencia de avatar en la comunicación digital, pide a gritos el reconocimiento de su subjetividad como proceso humanizador en la generación de nuevo conocimiento.
Palabras claves: culturas juveniles, maestro, estudiante universitario, generación @, educación.
Abstract
This essay presents a reflection on the imperative need for education and teacher to know the university student of today, a hiperdigital media body that despite its constant networking and its avatar presence in digital communication, shouts the Recognition of its subjectivity as a humanizing process in the generation of new knowledge.
Keywords: youth cultures, teacher, university student, generation @, education.
Hablar del estudiante contemporáneo de hoy en un contexto como el universitario es encontrar un adolescente rastreado y formado en una escuela tradicional que reglamenta su ser y hacer y que por ende lo instruye, lo califica y lo promedia para el ingreso a la educación superior, una educación de la misma línea tradicionalista pero con pretensiones de autonomía que además la proyecta como un espacio de libertad al que el estudiante no sólo llega a aprender si no sobre todo, llega siendo una persona madura, integral, y decidida que ha tomado la mejor decisión para ser “alguien en la vida”, como si antes no lo hubiese sido; discurso familiar, escolar, religioso, político y demás que se desdibuja con las nuevas generaciones, así lo menciona Muñoz, 2010:
Algunos puntos de vista predominantes muestran a los jóvenes como aquellos que están en proceso de convertirse en personas. Se les objetiva como futuros adultos; o como receptores pasivos de los medios masivos y los modelos de consumismo; o como pre-delincuentes o sujetos en riesgo que requieren control, castigo o protección (2010: 23).
Con la llegada a la universidad de adolescentes con edades incluso inferiores a los 15 años que posiblemente quieren experimentar para conocer y medir en qué podrían “ser buenos en la vida”, se ponen como necesidad la ejecución de experiencias más que de contenidos y se hace además urgente dar valor al lenguaje de los jóvenes y con ello a sus culturas generacionales, aquellas que tienen valor para el aprendizaje y que deberían tomarse en cuenta tanto por la educación como por el maestro universitario, quien deberá por lo tanto comprender las condiciones temporales, situacionales y culturales del hoy sujeto llamado educando.
No existe una única juventud, las juventudes son mixtas, sus características cambian con la clase social, la generación y el lugar donde viven para reconocer al estudiante de hoy es necesario saber que los jóvenes transitan por diferentes culturas, tanto urbanas como ciberculturas en las que la mayoría de ellos muta (Zarza, 2007),, pasando por las mismas sólo y según su necesidad de aceptación de la sociedad mediatizada en la que habitan, de allí que la mayoría de ellos mantenga una postura y un estilo diferente en el trasegar de su vida, siendo la mayoría de los estudiantes universitarios e incluso docentes, provenientes de culturas patriarcales y hegemónicas presentes en la tradición familiar que vivieron sus padres, sus abuelos, e incluso sus maestros, quienes además pertenecen a otras generaciones, de otros tiempos y otros modos de vida que necesitan conectarse para dar nuevos sentidos a la educación universitaria.
Explorar diferentes caminos, sin claridad sobre lo que se quiere para la vida o al menos no dentro de lo que la sociedad ha considerado en tiempos anteriores como proyecto de vida, es una de las brechas más grandes que tiene el maestro ante este estudiante, ya que el primero fue concebido y además educado en otros escenarios, por lo que aún se dificulta comprender el comportamiento de una generación, denominada por Feixa (2000) como la generación @, una comunidad conectada, interactiva, líquida y global que aún debe aprender con y de una generación predigital, sólida y multimedial, que es como han sido formados para educar la mayoría de sus maestros, que intentan reconocer al estudiante, y que ante esta brecha, cuestionan un camino en el que ya no imperan las normas de la sociedad adulta, si no que por el contrario se intenta dar relevancia a una sociedad adolescente que en muchas ocasiones pierde el sentido del reconocimiento al seguir siendo homogeneizados y poco reconocidos en su individualidad.
Los adolescentes, hoy estudiantes de educación superior, han pasado de ser receptores a ser emisores de todo un cumulo de experiencias y expresiones que deben ser mediadas por el maestro, y que al mencionar ser mediadas no piden una transformación paternalista de una problemática que debió ser atendida en otros momentos o instancias, pero que sí debe permitir una formación que reconozca, escuche y establezca con el otro, nuevos sentidos de aprendizaje, que en este caso, además deben horizontalizar la relación maestro-educando debido a que es la que hace posible la cocreación, la conversación y la participación en una nueva construcción de conocimiento.
El adolescente universitario está generalmente frustrado ante lo que quisiera ser pero no le es permitido, al ser juzgado social o moralmente, por ello al ingresar a la universidad, se desinhibe de sus juzgamientos para mostrarse tal y como es, un estudiante irreverente y rebelde en una búsqueda continua por ser, nacido para y desde la tecnología, mediatizado, conectado constantemente, con estéticas producidas en su cuerpo, trazadas para lograr identidad, personalidad y diferenciación, con nuevas ideologías y con lenguajes "producidos", es decir que repite de los estereotipos que la publicidad y los medios le muestran, aficionados a las tendencias y seguidores de aspiracionales creados por ellos mismos en su rol, ya no de consumidores si no de prosumidores aunque en su mayoría sean dependientes económicamente de su núcleo familiar, un núcleo que desconoce y que regularmente se encuentra fragmentado. Un adolescente con una fractura constante de las relaciones sociales, “no le importa lo que piensen los demás” ya que se siente prisionero frente a cualquier tipo de autoridad, por ello la borra y la desdibuja con su comportamiento fortaleciendo su ego y su intencionalidad de destacarse, un estudiante con mucha información, pero con poca capacidad para gestionarla.
Al mencionar la información, será necesario reconocer, que estos cuerpos realizan poca ejecución en la libertad, ya que al haber estado marcado por una educación conductista, cuando se le permite pensar con libertad siempre busca la aprobación del maestro para actuar, ya que el número es su indicador de conocimiento y por ende su lógica está basada en el mismo. Al universitario de hoy no le interesa aprender, busca la universidad como espacio de socialización, no de conocimiento y sólo cuando algo le apasiona y le invita a potenciar sus habilidades, se interesa, sin embargo, tiene mucho por proponer y está lleno de ideas que siente perdidas ante las negativas estructurales que ha vivido en su trasegar educativo, por ello posiblemente se encuentre libre pero cohibido, necesitado de afecto pero poco afectivo, intentando ser pero evitando constantemente.
El acceso a la información y una conectividad 7/24 con la tecnología ha producido tanto oportunidades como fracturas, el estudiante @ sin memoria, comprende la tecnología como su entorno, por ello poco le interesa una educación y un espacio como el aula universitaria: poco tecnológica y apenas multimedial con maestros de otros ambientes y generaciones que pretenden una conexión fuera de lo digital, hoy casi imposible con los mismos ya que este es su lenguaje y además su zona de confort. El acceso a la tecnología es una constante necesidad, ya que la nube, las redes sociales, el internet son su canal de comunicación, el espacio en el que viaja, cuestiona, es y sobre todo crea, una oportunidad que algunos jóvenes manejan hábilmente (incluso más que sus maestros) para resolver todo aquello que hace posible un mundo de oportunidades, , un sujeto joven que se construye activamente a sí mismo.
Ante esta mirada, tan hiperdigital y en ocasiones poco lógica para el maestro, esta conexión constante con lo tecnológico ha invadido el ser de los adolescentes universitarios, impidiéndoles comprender a otros: sus padres, sus maestros e incluso sus propios amigos ya que su único canal comprensible es aquella información inmediata que considera conocimiento y le permite constantemente cuestionarse si existe realmente una necesidad de formación, ya que cree que todo lo que tiene en el aula y en el maestro lo encuentra en la red y no necesita repetir ni memorizar, sólo mantenerla en su dispositivo móvil, espacio de conexión poco aprovechado por la educación y por el maestro mismo. Bien lo establece Feixa 2010, citado por Mallarino: “La escuela mira a la cultura juvenil con temor y suspicacia y a su vez la cultura juvenil mira a la escuela con animadversión y rechazo, pero también hay momentos en que se miran cara a cara y establecen relaciones fructíferas.” (2016: 7).
Un cuerpo que se hace cada vez menos visible, que se transforma en avatar para aparecer y participar, que se modifica intencionalmente ante la búsqueda de identidad y se encuentra en espera de ser reconocido es una oportunidad para la academia, que deberá entonces cuestionar su trasegar por la educación y permitir la comprensión de nuevos escenarios de aprendizaje para el cuerpo mediático hiperdigital que es hoy el estudiante y con el que deberá conversar el maestro universitario.
Referencias bibliográficas
Feixa, C. (2010). ¿Escuela y cultura juvenil: ¿matrimonio mal avenido o pareja de hecho? Revista del Instituto para la Investigación Educativa y el Desarrollo Pedagógico, IDEP. Educación y Sociedad, dieciocho (18), p.7-16.
Mallarino, C. (2016). Cuerpos adolescentes, culturas juveniles. En: Cuerpos, sociedades e instituciones en Colombia 1990 – 2015. Tesis doctoral (Archivo documental). Universidad Pedagógica Nacional
Muñoz, G. (2010). De las culturas juveniles a las ciberculturas del siglo XXI. Revista del Instituto para la Investigación Educativa y el Desarrollo Pedagógico, IDEP. Educación y Sociedad, dieciocho (18), p.19-32.
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